Cobertura de Prensa
Abr 16, 2014
Por qué la innovación en la traducción comienza en Japón
Alguien que no hable japonés solo necesita un día de caminar por Tokio para comprender por qué la innovación en la traducción comienza en Japón, y mucho menos en otras partes del mundo. Tanto los visitantes como los anfitriones se encuentran perdidos sin remedio cuando intentan comunicarse. Eso sucede en mucha menor medida en Europa y Norteamérica, donde el inglés con frecuencia es la ‘langue véhicule’ para turistas y hombres de negocios. Eso es lo que notó Naoki Yamada, fundador de anydooR, cuando volvió a Tokio después de estudiar en Los Ángeles. Sus colegas y amigos le pedían con frecuencia que tradujera algo: una oración, una carta, un correo electrónico, cualquier cosa. Él vio la oportunidad de negocio y comenzó a desarrollar una plataforma de traducción social. Lo que tenía en mente era encontrar los cientos o quizás miles de estudiantes japoneses que habían estudiado en el extranjero o al menos personas como él, que tenían suficientes conocimientos de inglés como para ayudar a otros. No se trataba de un servicio de traducción B2B (de empresa a empresa), sino más bien de una comunidad en la que se recompensaba a los voluntarios con 1 o 2 centavos por palabra por ayudar a otra persona con la traducción de una carta de amor o un anuncio para vender una bicicleta por eBay. Cuando lanzó su empresa en el año 2009, encontrar a esos traductores voluntarios fue el mayor desafío. Imprimieron volantes y los repartieron en estaciones de metro en Tokio. En la actualidad, Conyac (ese es el nombre de la plataforma) reúne a 15 000 traductores voluntarios y ha recibido aproximadamente medio millón de solicitudes de traducción, que varían desde una frase hasta una página o un poco más.
Conyac no está sola en el área de las plataformas innovadoras de traducción sociales o basadas en comunidad. También está Gengo, con historia y antecedentes similares. Gengo fue fundada por Matt Romaine y Robert Laing, que tuvieron la misma experiencia que Yamada en su calidad de personas bilingües viviendo en Tokio. A diferencia de Conyac, Gengo también apunta al mercado de los clientes empresariales. Tanto Gengo como Conyac son financiadas por inversores. Gengo ha atraído inversiones de 14 millones de dólares y Conyac un monto mucho más modesto de 1 millón.
Rob Laing considera que la industria de la traducción está lista para una revolución. Los proveedores de servicios de idiomas (LSP) tradicionales están sumidos en la burocracia, tienen roles de trabajo complejos, están muy fragmentados y trabajan con tecnología obsoleta. Lo saben, pero no pueden evitarlo. Es como un accidente automovilístico en cámara lenta. Uno ve que está sucediendo, pero no puede detenerlo. Compara el potencial revolucionario de Gengo en la industria de la traducción con el impacto de Amazon en la distribución de libros, el efecto de DuoLingo sobre RosettaStone en el área del aprendizaje de idiomas y la acción de Uber en el sector de los taxis. Es posible que no todas las empresas confíen sus traducciones a traductores voluntarios tan rápidamente, pero las empresas con orientación social se verán naturalmente más atraídas a la plataforma de traducción social. Por ejemplo, tanto TripAdvisor como Eventbrite usan a Gengo para sus traducciones. Los inversores de Gengo y Conyac desearían que el accidente no ocurriera en cámara tan lenta, pero si llegaran a perder la paciencia, todavía hay varios otros, todos de Japón y Corea, esperando para seguir impulsando la innovación. Hemos contado con la presencia de Miori Sagara de Baobab (de Tokio) como presentador en eventos de TAUS en 2012 y esperamos reunirnos también con One-Hour Translation, OneSky y Flitto. ¿Quién sabe? Quizás cuando volvamos a Tokio en abril de 2015 habrá nuevos innovadores japoneses que prometerán revolucionar la industria de la traducción tradicional.
La innovación en la traducción originada en Japón (o, en cualquier caso, en Asia) tiene muchas posibilidades de alcanzar el éxito a nivel global, porque nace de una necesidad. En ningún otro lugar del mundo se siente con tanta intensidad la división lingüística, así como la ambición de impulsar la frontera económica a alturas nunca antes vistas.